Calidad versus cantidad: una lucha que persigue a más de uno.

Este es un tema que toca directamente mi fibra emocional y laboral. Desde que empecé a trabajar traté de ser lo “más eficiente” posible para demostrar que era capaz de hacer contenido para redes sociales. Sin darme cuenta entré en un espiral workaholic donde la autopresión y autoexigencia que tenía no era normal (ni sana).

Mi meta era solo una: producir la mayor cantidad de contenido o resolver todas mis tareas para demostrar “lo eficiente que podía ser”. ¿Algo sin sentido cierto? Ese patrón me siguió en cada empleo que tuve hasta que me topé con un lugar de trabajo que, aunque me enseñó de la manera más agotadora posible que debía poner un límite a mi trabajo y a mí (sobre todo), también me hizo dudar de mis propias capacidades.

Fue ahí, en medio de un proceso de autodescubrimiento que me topé con esta interrogante que marcó un antes y un después en mi vida: ¿qué es mejor: cantidad o calidad? Y la respuesta fue muy clara y evidente, LA CALIDAD.

Siempre he buscado que mi trabajo pueda mostrar mi potencial profesional, entendiendo que, más allá de querer complacer a otros o esperar su aprobación, lo que hago dentro y fuera de mi horario y espacio laboral me hace feliz a mi. Es muy fácil perderse en el camino y pensar que debes dejar de poner límites para encajar y quedarte en tu puesto de trabajo y no es así. Muy pocos aprendemos y ponemos esto en práctica desde el principio, pero como dicen por ahí… Es mejor tarde que nunca.

Hoy puedo decirte con confianza que todos aquellos que piden cantidad más que calidad, no importa en qué rubro trabajan tarde o temprano esa filosofía les quitará lo más valioso: talento.

Para cerrar esta nota reflexiva, quiero mencionar una frase que escuché de una compañera de trabajo: “Qué increíble lo que soy ahora, a la persona que era el año pasado”. Antes los cambios me daban pánico, hoy busco que vengan uno tras otro para no ser la María José de hace un año.

Y tú… ¿Te has preguntado qué vale más para ti: la cantidad o calidad? Créeme, aplica para muchas cosas de la vida. 

María José Rodríguez