Derribando mitos
MWM, un nuevo concepto generado por CHAN.
Para desmitificar el universo ¨Agencia¨, se creó internamente este concepto, al que se lo ha bautizado MWM, sigla que reversiona y resignifica a la tan afamada serie Mad Men que describía con gran precisión en el relato y con una estética super glam los años dorados del mundillo publicitario en norteamérica y el mundo contemporáneo.
Un relato contado por hombres y protagonizado por hombres.
Alrededor de lo que supuestamente significa una agencia de publicidad giran muchísimos preconceptos que en la actualidad ya no tienen gran cabida y se han tornado obsoletos.
El ¨mundito Agencia¨, llamémoslo así, ha dejado de ser, por suerte, lo que el imaginario colectivo sospecha.
Toda esa parafernalia conformada por ejecutivos de corbata estresadísimos al borde de un ACV constante, bebiendo Barón B, no teniendo vida siquiera, supeditándola, fumando a dos manos hasta el cáncer galopante, y llevando a comer excentricidades a sus clientes, reiteramos, por suerte, caducó.
Traía consigo una fecha de vencimiento y, valga la redundancia, esa fecha venció.
Es demodé, es un concepto antiquísimo, entre comillas, ya que esa filosofía era la imperante en la escena publicitaria hasta hace no tanto.
El esnobismo y el lobby hasta empalagarse.
Hubo un quiebre donde las marcas además de hacer publicidad tradicional como Vía Publica, Gráfica, Spots para TV y Radio, comenzaron a invertir su presupuesto anual en BTL y contenido digital, generando otro tipo de acciones, y para eso debieron acudir a estudios de diseño y agencias que estén a la altura de un lenguaje más coloquial y moderno. Y más de verdad. Donde la política que reina no es el ACV y el pico de presión, si no comunicar, generar estrategias, conceptos, acciones, campañas, unificando un criterio entre agencia /cliente. No tanto regodeo, más al palo y a la bolsa. Al hueso.
La agencia ya no es el lacayo del cliente que lo lleva de joda o de carrete a beber buen vino.
No es tampoco un grupo de ejecutivos excéntricos trasnpirados reventando la tarjeta de crédito en el lobby de un hotel.
Somos la generación que hace de la publicidad un lugar menos infernal. Creemos en la cultura del trabajo. Del diseño. De la ilustración. De la creatividad. De las ideas. De las nuevas formas. Y entendemos que para pensar ideas no es necesario ser un lunático. Y para manejar marcas y tratar con clientes no hace falta ser un neurótico adicto al Vicodin.
Y todo eso requiere de una gimnasia diaria pero no un sacrificio bestial al punto de no tener vida.
Y confiamos en que tener una vida además de asesorar marcas hace que el trabajo en conjunto con cada cliente sea mucho más preciso, sobrio, y atinado.
Derribemos esa fantasía de que hay que pasarla mal para hacer algo bueno. No es necesario inmolarse y ser un apostolado.
Y el resultado es muchísimo mejor que el de gente sudando y dando su riñón por un logo o una gráfica.
Un slogan no es una transplante de pulmón. Es un slogan.
La vida es como las redes. Fugaces y editables. La vida es divinamente editable.
Divino loop.
Donde todo pasa a las chapas, en cámara rápida. La vida no es un ejemplar impreso donde una falta ortográfica es irremontable.
Somos la generación que hace de la publicidad y el marketing un mundo mucho más ameno. Un mundo más común y más corriente y no un camarín de rock.
MWM
MadWomenMen
Women and Men at work.