TeleCHAN!

Después de varios meses de pandemia y los cambios que ésta trajo sobre el mercado del trabajo, como muchas otras personas me enfrenté a la incertidumbre de tener que buscar algo nuevo que hacer.

Dado que hace años venía trabajando en el rubro de la hotelería y lo fuerte que las medidas sanitarias locales y mundiales venían golpeando a la industria, llegó el inesperado momento de dar un giro radical y hacer algo diferente.

Si bien tengo una curiosidad innata por aprender nuevas cosas y el marketing siempre me llamó la atención, no se me había cruzado por la cabeza trabajar en el área. Esto hasta que por cosas de la vida, se me presentó la oportunidad de trabajar en una agencia de marketing como ejecutivo de cuentas.

A primera vista, esto no me pareció TAAAN diferente de lo que había hecho en mis trabajos previos, pero al tomar conciencia de mis conocimientos limitados en el área, llegué a la conclusión de que mi único activo eran mis ganas de aprender. Y sí, la realidad fue un poco más aplastante que la expectativa.

Para alguien que venía trabajando en un contexto de cierta comodidad relativa, en el sentido de los conocimientos necesarios y los procesos involucrados, además del trabajo presencial clásico, la siguiente receta me dejó un tanto perplejo: nuevos conceptos, nuevo software, lenguaje organizacional interno desconocido, y todo envuelto en teletrabajo. Delicioso, ¿no?

Por supuesto, los primeros días fueron más suaves, dado que recién me venía incorporando a la agencia, pero a medida que pasaban los días y dado el flujo de trabajo, rápidamente tuve que incorporarme y ejecutar, participando de tareas, siguiendo plazos de entrega y uniéndome a reuniones que a ratos me sonaban a las clases de Charly Brown.

Por supuesto que con esta combinación, empecé a cometer errores involuntarios que en algunos casos pasaron desapercibidos y otros más serios que terminaron transformados en un Sticker (sí, de esos de WhatsApp) que será recordado por mucho tiempo, pero cuyos detalles no puedo revelar, dada la privacidad de sus participantes.

Obviamente, esto no podía durar por siempre y lentamente algunos conceptos empezaron a cobrar sentido y con ello la ejecución se me ha hecho más fácil cada día, junto a un mejor entendimiento general sobre los procesos internos y la importancia de los tiempos comprometidos.
Ya han pasado algo más de 3 meses desde que empecé a trabajar en Agencia CHAN! y tengo dos reflexiones respecto al proceso.

La primera es sobre la importancia de salir de la zona de confort. Si bien a ratos he sentido que la cantidad de información es abrumadora, esta dinámica me ha permitido desafiarme y ampliar mi horizonte en áreas que no había explotado previamente y que no hubiese conocido bajo otras circunstancias.

La segunda reflexión tiene que ver con el impacto de los valores organizacionales sobre la dinámica del equipo de trabajo. En este sentido y pese a estar, en muchos casos, a kilómetros de distancia y no habernos visto en persona ni una vez, siempre hay una mano amiga de algún Chan! dispuesta a ayudar.

En este sentido, solo puedo aplaudir a nuestra directora, Carolina De Ponti, por su visión y liderazgo, y a todo el equipo de Chanes!, que pese a la distancia hacemos que las cosas pasen.

Felipe Vilches