Creatividad en el comercio

Nada mueve mas al progreso que la imaginación, la idea precede a la acción y las únicas excepciones son los accidentes, pero estos no pueden ser elegidos.

Las ideas tienen la posibilidad de ser ordenadas y la imaginación es su motor, si bien, el desarrollo se inicia con la imaginación, solo el trabajo puede hacer que las cosas sucedan y el mismo funciona mejor una vez que nuevamente el combustible es la imaginación.

En la comercialidad, la creatividad da un brinco inspirado del agobio lo significativo, al establecer que las personas no compran cosas, si no soluciones a sus problemas, el «significado» radica en la sugerencia implícita sobre que hacer en este caso, encontrar cuáles son los problemas que las personas tratan de resolver. Esto conduce qué cuando los compradores seleccionan a un conocido vendedor o una marca de renombre sobre otra es más significativo pensar en la lección como un acto de disminuir el riesgo y no como la expresión de una preferencia de marca.

Toda esta conceptualización se encuentra con un sentido más profundo en la conducta del comprador, por lo que crea mejor contenido para atraer y conservar a los consumidores. Para atraer un comprador, se le exige hacer algo distinto de lo cual ya hubiera producido en ausencia del mismo contenido que se postea, tiene que modificar su mentalidad y sus actividades, y su comportamiento en una dirección iniciativa por parte del vendedor. La averiguación de excepción significativa es una sección central del esfuerzo de la venta, si la venta trata principalmente sobre cualquier asunto, este es conseguir la excepción para obtener consumidores por medio de la diferenciación de lo cual se hace o y como se opera.

La diferenciación representa una respuesta creativa de la existencia de clientes potenciales, de tal manera que se den razones de peso para que quieran hacer el negocio con el proveedor que lo origina. Para diferenciar una oferta eficazmente, se requiere saber qué es lo que se mueve y atrae a los clientes, como difieren los clientes entre sí y como se pueden agrupar esas diferencias en segmentos comercialmente significativos.

Pensar en segmentos, significa que se tiene que pensar en qué es lo que induce a los grupos de clientes y a las elecciones que tienen o de las que pueden disponer. Pensar en segmentos, significa pensar más allá de lo que evidentemente se puede ver. Si todos ven que los segmentos consisten, entonces, la mentalidad que le da fuerza real es pensar en lo que trasciende a lo ordinario.

Patricio González