La responsabilidad en la comunicación para las marcas en las Redes Sociales.

A finales del siglo XX y comienzos del XXI todos estábamos felices con la existencia del Internet y de las posibilidades que brindaba y ese estado se exacerbó con el advenimiento de las Redes Sociales (RRSS). Entendimos inmediatamente que las RRSS nos permitirían la libre circulación de la información, del conocimiento y que las relaciones de las personas ya no sufrirían de la distancia. Algunas cosas de esas hoy disfrutamos, pero otras fueron apropiadas y esta nota pretende solo mencionar un parecer.

En un principio cada RRSS fue creada para un público objetivo, cada creación perseguía un fin de bienestar, participación, divulgación y crecimiento para cada participante, seguidor o Fan. Es así como desde SixDegrees (la primera de todas en 1997) hasta Mastodon (2018) las cosas cambiaron un poco o bastante a la idea germinal.

Si bien hoy en día cada RRSS se la define por el rango etario de sus usuarios o se las define por sus “generaciones” Facebook + Linkedin + YouTube + Twitter = Generación X como Instagram + Pinterest + Tik Tok = Milenials y para la Generación Z tendrá otras RRSS o híbridos entre Juegos en Línea y plataformas (Minecraft – Roblox por ejemplo) todas de igual forma tendrán algo en común, el manejo de los mensajes, temas a conversar, que vamos a consumir y que vamos a defender como cierto; y aquí es dónde este humilde usuario dice que el propósito romántico de las RRSS o se perdió en el mar del mercado o nunca existió y solo fuimos víctimas de un manejo más de expectativas e información, como en la actualidad.

Las marcas ingresaron a las RRSS por imperiosa necesidad de conquistar un supuesto nuevo cliente, uno que solo se conecta con el mundo a través de las RRSS o la internet y esto las llevó a diseñar nuevas estrategias comunicacionales que justificaron todos los cambios que en los últimos años experimentaron todas las RRSS existentes y sobrevivientes. El cobro de las publicaciones, que no es más que otra cosa que la venta de nuestros datos de usuarios que a través de los algoritmos, las empresas pueden saber que nos gusta y si somos o no potenciales clientes. Esto abrió la opción al manejo de información por parte de los grandes formadores de opinión, los medios de comunicación que hoy son parte importante de las grandes corporaciones de mercado. Ver un público cautivo por consumo o por comunicación y dependiente de los distintos dispositivos fue un campo fértil para manipular las opiniones por medio de “la información”. La falsedad y la desinformación hoy está muy presente en las comunicaciones en todas las RRSS existentes, todos consumimos y somos víctimas de tal manipulación, pero esto solo es posible porque las RRSS así lo permiten y son parte fundamental dado que son los dueños de nuestros datos, gustos y pensamientos.

Existen casos testigos en el mundo sobre lo que comento, Cambridge Analytica es solo uno, pero hay muchos más, como el permiso que se le entrega a canales de YouTube o páginas web reivindicadas del Holocausto o negacionistas de las Dictaduras Sudamericanas, como Terraplanistas y otras barbaridades. Todo en nombre de la libertad de expresión o de información y de la circulación de la misma, propósitos germinales de las RRSS a finales del Siglo XX, pero hoy utilizado para solo un objetivo… mantener le status quo socio-económico.

No pretendo ser leído como un pesimista sin propuestas y pasar a engrosar la lista de opinadores que nutren la manipulación informativa, sino quiero dejar en claro mi postura sobre el compromiso que representa para una persona que decide comunicar un mensaje a otra, la utilización del criterio y la verdad de lo que se publica. Esto debería ser fácil para un individuo, dado que somos seres sociales y el bienestar común es nuestro propio bienestar, solo por nombrar una de las razones. De igual forma debería serlo para las marcas de cualquier producto, de cualquier envergadura y alcance, no solo en la veracidad de sus publicaciones sino en el control de dónde se publican sus avisos y a quién financia su dinero. Somos consumidores y no dejaremos de serlo y las marcas y productos son parte importante de nuestras vidas cotidianas, por sus servicios o beneficios, pero no deben terminar allí las responsabilidades de las empresas, deben velar por el bienestar social, económico y cultural de sus consumidores y la única forma es defender y colaborar en el acceso a la información y a la veracidad de los hechos con el simple acto de no financiar a quienes perjudican, mienten o tergiversan la realidad en beneficio del negocio para pocos y sufrimiento para muchos.

Esta acción no representa una solución, pero sí un paso fundamental para crear una conciencia que nos permita a comunicadores, marcas y consumidores el cuidarnos e intentar un futuro mejor al que visualizamos.

Somos sociales, pasionales y consumidores y esto nos lleva a valorar aquello que nuestras marcas puedan comunicarnos y por eso un acto de dignidad cómo la defensa de la verdad no repercutirá negativamente, sino todo lo contrario.

Espero solo haber sido claro en mi mensaje y los invito a realizar su propio análisis de estas situaciones. Quién lo dice…? quizá nos encontremos debatiendo cómo comunicar mejor para lograr un mejor mundo del que encontramos.

Gracias.

Adrian Tomasevski