Los desertores.

Aunque parezca inverosímil en la era posmoderna y pandémica y futurista por excelencia, hay una tribu de jóvenes y no tan jóvenes que están empezando a abandonar las redes.

Desconectar para conectar. Esa es la cuestión. ¿Y qué quiere decir esto? ¿Qué escapan al capitalismo y al consumo?

Misión Imposible.

El sistema capitalista está al acecho 24/7 y habita en todos los rincones y recovecos del planeta; se sabe todos los vericuetos y artimañas habidas y por haber.

Imposible distraerlo. Es inherente a todos, inclusive a los desertores profesionales de redes.

Aunque quizás el motivo principal de abandono de una red no es el consumo y la visibilidad ya casi pornográfica de las marcas, si no que es abandonar ese sentido de ¨comunidad¨ que termina siendo engañosa; una patraña. Donde el sentido de pertenencia no tiene sentido.

Pero esa «comunidad» concepto hippie y sesentoso que nada que ver tiene con una red social,  también viene con el kit. Es todo parte de un mismo paquete.

Ahora ¿Dónde se los encuentra en plena pandemia si no están en las redes y tampoco consumen medios tradicionales como la TV o los medios gráficos?

Antes  eran captables a través de la vía pública y el transporte público, pero hoy por hoy gobierna  el modo indoor; o sea,  la calle  no es la pauta más exitosa para las marcas.

Tampoco las paradas de buses y menos que menos el metro.
¿Dónde encontrar a esas subculturas que abandonan redes, donde convergen, donde se cruzan?

¿Por qué se van realmente?
En busca de una vida «real» quizás.   (¿Y qué es real? Porque la red es parte de la realidad también).

¿ O son tomadores de conciencia y entienden el riesgo que supone ser parte de una red mal usada, donde existe la viralidad, donde una foto comprometedora puede arruinar una vida entera, donde el bulling es el que manda? Donde la condena social es condena virtual.

¿Son una especie nueva romántica y nostálgica con cierta melancolía por medios tradicionales como la radio sin haberla consumido siquiera?

¿Será que al haber mamado las redes se empalagaron de ellas a diferencia de muchos adultos que si no se  conectan un día a IG les agarra abstinencia?

¿Es definitiva la ruptura y la ida? ¿O recaen y vuelven cada dos meses como un cocainómano recainómano?

¿Existe un gramo de misericordia y piedad por esos eternos recainómanos o se les vende hasta el hartazgo  sin palo ni rebenque? 

Agustina Benedettelli