¡Un manojo de emociones!
Este mes ha sido muy raro, como todos, al momento de escoger tema para este blog en particular. Una vez más, no sabía qué decir y que proponer, pero la verdad, que por una tarea interna me topé con la necesidad de hablar de las Emociones, el manejo, la inteligencia que requerimos para gestionarlas.
El país de donde vengo, Venezuela, hay una frase muy particular y usada que es: estas hecha un manojo de emociones. Que no es más que una expresión usada para describir a alguien que está sensible y con las emociones a flor de piel.
Es un mundo complejo el de las EMOCIONES, pueden creer que me encontré con un podcast que habla de todo esto, pudo haber sido el mío… MI podcast =D. Ya les había comentado que quiero uno podcast, solo que ajá, no tengo como el tiempo, el concepto y los equipos.
Todo lo que comunicamos, expresamos es una emoción, por eso contamos con emociones positivas y emociones negativas, lo primordial es que tengamos una buena gestión o manejo de las mismas, la idea es saber canalizarnos. Si me preguntan, no creo que lo correcto sea reprimirlas, sino identificarlas, separarlas y saber accionar ante ellas en algunas situaciones.
Leyendo información referente a esto, encontré varios ejercicios de cómo podemos trabajarlo, creo particularmente que es muy complejo, y no es algo que necesariamente se pueda aprender en un día porque realmente es un procedo con mucho aprendizaje y autoconocimiento. Yo, que soy una persona muy emocional, kinestésica 100%, me es un poco más complejo detectarlas, reconocerlas y canalizarlas para luego gestiónalas.
Como relacionarte y gestionarlas en el ámbito laboral.
En área laboral debemos ser muy inteligentes emocionalmente hablando, pues casi siempre nos vemos influidos por las emociones y debemos separar un buen día de un día malo, de una frustración, de una reacción, de un mal momento o simplemente evitar que alguien externo modifique lo que creías tener hoy controlado emocionalmente.
La definición de emoción nos habla de una sensación o sentimiento muy intenso producido por un estímulo puede ser un hecho, una idea, un recuerdo…Y que todos podemos sentir y percibir emociones agradables, habitualmente llamadas positivas y otras no tan agradables, que son las etiquetadas como negativas, pero sí son necesarias y por supuesto que muy importantes para nuestra supervivencia y adaptación al medio.
Sentir una emoción es inevitable (alegría, miedo, tristeza, rabia…) y todo mundo sabe que eso no se puede cambiar.
¿Sabes lo que sucede cuando intentamos reprimir una emoción y nos negamos a experimentarla?
Mejor comparto con ustedes unas pautas para una gestión de las emociones en algunos momentos:
1. Háblate mejor y de una manera más positiva
Sí, está comprobado que mi pensamiento y mi diálogo interno, eso que me digo a mí mismo y eso que me repito constantemente, influye de manera directa y muy potente en cómo me siento después.
2. Practica Mindfulness (Presencia mental o Conciencia plena)
Gracias a ella conseguirás detectar esas emociones negativas, y conseguirás reducir ciertos niveles de ansiedad.
Es simplemente el estado consciente y presencial del presento, no quedarte en el pasado, y no anticipar el futuro, simplemente respirar y entender en dónde estás hoy y qué es lo que realmente necesitas.
3. Detención del pensamiento
Esta técnica es muy conocida y empleada en los procesos terapéuticos personales, ya que de verdad, que es muy efectiva. Puede ser utilizada antes, durante o después de la situación que nos genera la emoción negativa
4. Piensa más allá, visualiza tu futuro más inmediato
Cuando estamos desbordados por una emoción intensa puede ocurrir, y de hecho ocurre a menudo, que no se vea más allá, ni a corto, ni a medio y mucho menos a largo plazo. Y es que esa emoción tan intensa, hace como de filtro oscuro que nubla todo lo demás.
Estas opciones son solo, eso, vías alternas de detectar una emoción, reconocerla y accionar ante ella, es una manera de llevar a tu mente a un estado de “estabilidad” en que puedas accionar de una manera diferente y no manejado por tus emociones. Sentir, y tener emociones no es malo, solo que en ocasiones agrandemos o disminuimos situaciones que quizás merecen mucha de nuestra atención o no tanta.