Work-Life Balance: Responsabilidades, Compromiso y Libertad
A pesar de que todos quienes conocen la cultura CHAN! expresan aceptación al modelo e incluso ganas de pertenecer, a lo largo de estos años creando la empresa he logrado detectar algunos factores que determinan que aún no todos estamos preparados para una sociedad “work-life balance” y esto se produce principalmente porque las personas no aplican en acciones realmente lo que dicen que quieren. O sea, somos los primeros en romper y descreer en la libertad o responsabilizar a otros por los resultados de un proceso que nos involucra directamente en la acción.
Para ser más concreta daré un par de ejemplos precisos de colaboradores que no lograron adaptarse a nuestra cultura CHAN! aunque creyeran que sí, malinterpretando conceptos en base a sus expectativas y creencias.
1) horario flexible: la agencia abre para los clientes de 10 a 18, y quienes trabajamos en ella debemos cumplir con mínimo 40 horas semanales máximo 45. Cómo, cuándo, desde dónde… es algo que cada quien puede decidir. Esta flexibilidad nos permite por ejemplo, conectarnos a las 8:00 trabajar hasta las 10:00 luego hacer lo que quieras… volver a conectarse a las 15:00 hasta las 20:00 y así… cumpliendo metas y tareas conjuntas con el equipo. Suena atractivo… pero qué pasa cuando el colaborador malinterpreta esto? Nos encontramos con una persona que llega a las 11:00 (sin haber siquiera revisado sus tareas y mails ) sale a almorzar a las 13 por dos horitas… vuelve a trabajar hasta las 17:30 y es el primero en irse sin siquiera haber terminado sus pendientes “porque la agencia cierra a las 18” . Entiende perfecto la parte de beneficios propios, la que la empresa le da flexibilidad y poder de elección… pero no registra que es una relación ganar-ganar donde él/ella debe entregar rentabilidad con su producción a la empresa para que se fortalezca. Quienes forman parte de la empresa son una inversión de valor para la organización. El foco está en hacerlos crecer, en alentar sus hablidades, mejorar sus debilidades, darles el marco para que se desarrollen sin miedo a perderlos, porque la confianza es leal y profunda y aún si se fueran hacia otra empresa con lo aprendido, el vínculo está basado en dar lo mejor, y si eso implica dejar ir, es un riesgo maravilloso para poder tener alianzas estratégicas y colaboradores que responden a la cultura organizacional aún cuando ya no pertenecen activamente a la misma, siendo embajadores que corren la voz de la realidad vivida cuando estuvieron dentro.
2) trabajo en equipo: la revolución digital y el constante cambio del mercado en general hace que las empresas, en especial las pymes, se encuentren con una alta necesidad de adaptación y flexibilidad lo que genera subas y bajas en la carga de trabajo, en los clientes, en los resultados… siendo un gran desafío para quienes emprendemos mantener a flote el sueño. Hay esfuerzos gigantes y para poder mantener un equipo de trabajo en el tiempo es necesaria una fuerte inversión por parte de la empresa, es necesario entonces contar con colaboradores “líquidos”, que se adapten a las necesidades y tener un vínculo respetuoso con ellos. No confundir líquido con pulpos. Trabajadores que tengan claras sus tareas y funciones y que acepten que a veces deberán colaborar con otras cosas… no es más carga, sino el estar dispuesto a hacer que las cosas pasen. Si hay una baja en su carga diaria de trabajo porque simplemente no hay pega, y en tres horas ya no tiene nada que hacer… necesitamos entonces, en conjunto, rentabilizar la inversión que la empresa hace en él/ ella colaborando con ideas, apoyo a otras áreas, incluso a veces con cosas simples como ir a comprar algo que haga falta. ¿Porqué? Porque en esas bajas, que suelen ser por cortos períodos de tiempo, la empresa pierde si tiene un empleado fijo, sin embargo gana al poder construir relaciones a largo plazo, por lo que andar tomando y despidiendo gente es una práctica que lleva al desequilibrio y perjudica la unidad. En esos momentos entonces es donde toma protagonismo la colaboración, el ganar-ganar otra vez, si la persona es líquida, se adapta, se vuelve de valor para la organización, le permite a la empresa seguir creciendo y de esta manera se van ordenando las cosas para todos. Insisto en la ética y el respeto mutuo ya que también hay muchas empresas que abusan de esto y piden a colaboradores que las hagan todas y que trabajen por tres personas pagando un sueldo de media. No es el caso. Aquí estoy hablando de trabajo colaborativo, de ser parte del proyecto, creer que es posible y vivir el proceso en conjunto con compañeros, clientes, jefaturas. Ojo: no es sentirse dueño tampoco, ya que el riesgo lo sigue tomando la empresa y los sueldos se pagan y se cumplen las horas comprometidas, etc. Se trata firmemente de equilibrar el trabajo en equipo y entregar valor con nuestro compromiso, más allá de “lo que nos corresponde” aportar, ser mejor cada día, querer y trabajar por el bienestar común.
Hoy cuento con un equipo que confía y cree en que es posible tener una vida y carrera laboral equilibrada y donde la competencia es grupal: queremos ser los mejores como equipo y trabajamos día a día en superar nuestras propias expectativas. Cada nueva persona que integramos al equipo es un gran desafío.
Hemos aprendido que no es para todos.
Hay personas que necesitan una empresa sólida, una empresa con estructura rígida, donde sepan que son x horas x días en tal lugar y aunque solo calienten la silla se sienten cómodos en esa estructura firme y tradicional (aunque anhelen la flexibilidad y libertad de la boca para afuera)
Hay otras personas que quieren solo ganar, tener todo y dar nada. Que mal interpretan la libertad con el «hacer lo que quieran» y son faltos de compromiso e irresponsables, (aunque digan que lo dan todo y que el resto del mundo se aprovecha de sus virtudes sin devolverles nada)
Y hay personas que saben lo que quieren y conocen que para lograrlo hay que trabajar. Hay que hacer que las cosas pasen, no basta solo con querer sino qué hay que pasar las ganas e ideas a acción y hechos concretos. Esas personas que disfrutan del equipo, de los desafíos, que enfrentan las dificultades con foco en soluciones y generan un trabajo preventivo para ser cada vez mejor. Estás son las personas que quiero en CHAN! (Aunque cueste encontrarlas, se que están! Y hoy cuento con ellas en mi equipo, mientras seguimos buscando más unicornios)